miércoles, 6 de noviembre de 2019

La violencia en las imágenes de sucesos: una práctica periodística que intoxica


¿Cuál es el tratamiento informativo que se da a los sucesos de crónica roja? En la publicación del 28 de octubre, el periódico Impacto del cantón El Triunfo, compartió en redes sociales la información titulada “Horrible crimen: hallan a pareja muerta en el recinto El Achiote” con imágenes que representaban de forma morbosa los cuerpos sin vida de un hombre y una mujer.

Las fotografías mostraban la sangre y la violencia que rodeaba a los fallecidos. Y, también, mostró la ausencia de un ejercicio ético por parte del medio de comunicación. En primer lugar, al quebrantar con contenidos violentos el respeto a la dignidad humana y la intimidad familiar de los fallecidos. Y, en segundo lugar, a contribuir a la reproducción de hechos criminales donde existe más espacio para el morbo y el terror.

Por ello, Observacom Unemi, no compartirá las imágenes a las que nos referimos en esta entrada con la única finalida de no reproducir una mala práctica periodística.

El contenido de violencia al que se nos está acostumbrando a mirar desde algunos medios de comunicación, está conduciendo a la población consumidora de estos a naturalizar este tipo de información sin ningún tipo de cuestionamiento, donde las reacciones sucumben, también, en la discriminación y violencia, generándose una cadena informativa que despierta y exalta cada vez más el pavor. 

La práctica habitual de mostrar contenidos sangrientos como única forma de contar la información de crónica “roja”, nos permite inferir en que los directores de medios de comunicación no disponen de tiempo para reflexionar con los periodistas sobre la realidad que construyen los medios de comunicación mediante la información periodística. Esto implica texto e imágenes.  Así mismo, desde las salas de redacción, se debe repensar en los esquemas que se tienen incorporados sobre lo que tiene que ser una noticia. 

Desde el Observatorio queremos proponer a los periodistas y directores de medios de comunicación que reflexionen sobre diferentes formas de contar las noticias de sucesos, y así marcar una diferencia clara en este sentido. Si, como medios de comunicación, buscan ser los primeros en dar una información[, bien valdría que se logre con algo que vaya en contra de la práctica periodística a la que se nos ha acostumbrado a observar en la sección de sucesos: sangre, violencia y morbo.

Quienes apuesten por abrir el diálogo en sus medios para incorporar miradas diferentes y responsables a la hora de abordar contenidos sobre crímenes, obtendrán esa primicia en mostrarnos una comunicación responsable, que no alimente prejuicios, discriminaciones y violencia. Es decir, una comunicación a la que tenemos derecho.



jueves, 12 de septiembre de 2019

Por ahora, otros tres asesinos más de mujeres


Viviana Muñoz, una mujer de 22 años, ha sido asesinada en Milagro, a causa de su condición de mujer, a causa de la violencia machista que avanza ante la impunidad y el sosiego de todos y todas.
Desde el Observatorio de Comunicación Ciudadana de Unemi, expresamos nuestra condolencia a la familia de la víctima, de Viviana Muñoz,  estudiante de Unemi. Y ella no ha sido la única, en menos de 72 horas, Jacinta Torres y Egda Montoya, fueron asesinadas en Guayaquil, también, por ser mujeres.
El tratamiento que algunos medios locales hicieron de la noticia del asesinato de Viviana, merece ser condenado por hacer del femicidio una función de entretenimiento. Sobre esta problemática y su relación directa con la práctica periodística, compartimos la reflexión de la antropóloga argentina Rita Segato, en torno a la violencia contra las mujeres:

En el caso de los feminicidios, de las agresiones y de las violaciones también hay una deuda pendiente de los medios con la sociedad. Cuando se informa, se informa para atraer espectadores y por lo tanto se produce un espectáculo del crimen, y ahí ese crimen se va a promover”.

La responsabilidad de los medios de comunicación empieza por llamar al femicidio por su nombre, sin enmascarar esta problemática bajo el membrete de “todo tipo de violencia”, porque los más de 35 femicidios que van de 2019 se originan a causa de las desigualdades sociales que se ponen de manifiesto entre mujeres y hombres. Por lo tanto, para combatir el problema, hay que saber qué se va a enfrentar.
Exhortamos a los medios de comunicación a que se realice un tratamiento responsable en la información sobre la violencia contra las mujeres. Compartimos el manual Comunicar para la igualdad como una herramienta que  promueva una praxis periodística libre de prejuicios,  y desigualdades sociales shorturl.at/iyKNR

miércoles, 7 de agosto de 2019

Los concursos de belleza: levantando la alfombra

La eliminación de los reinados de belleza en 5 municipios de Ecuador ha levantado voces a favor y en contra de la continuidad de estos certámenes en el país. El Observatorio de Unemi, convencido de la necesidad de construir una sociedad más equitativa y sin expresiones patriarcales, aplaude y apoya la decisión de estos municipios que han decidido terminar con los concursos de belleza, promotores de conductas patriarcales en la sociedad.

Quito, Latacunga, Loja, Ibarra y Otavalo, como lo publica diario El Comercio, han eliminado en este año los concursos como parte de la política de revalorización a las mujeres desde otros espacios, y también como una forma de usar el fondo público en más obras para las ciudades y no en los certámenes de belleza.

La eliminación de los reinados de belleza rompe con una tradición en Ecuador desde el siglo XX y, a propósito de esta decisión, en las redes sociales y en los medios de comunicación locales y nacionales se leyeron diferentes argumentos que apoyaban y rechazaban los reinados.

Los argumentos a favor, expuestos en redes y en las webs de los medios de comunicación, defienden la continuidad de los concursos y se afianzan en dos aristas. La primera sostiene que los certámenes de belleza forman parte de la cultura de Ecuador y que esta tradición debe mantenerse porque nos representa como ecuatorianas y ecuatorianos. Conjuntamente con este discurso se erige otro: la capacidad intelectual de las candidatas sí se valora a través de la presentación de un proyecto social (uno de los requisitos para que ellas participen en el certamen).

A continuación, citamos algunos comentarios que se leen en los diarios El Comercio y Extra, respectivamente:

La imagen de la soberana ayuda en las campañas de promoción turística y cultural de la capital azuaya” Cristina Ortega, Reina de Cuenca.  

 “Es un símbolo de ayuda social en Guayaquil y la corona es un aval que permite multiplicar el efecto de los programas sociales”. Tahiz Panus, directora de la organización Reina de Guayaquil. 

 “Es un trabajo por un año ad honorem, en el que hay que dejar a un lado su trabajo, su familia y sus estudios y dedicarse a trabajar por la ciudad (...) me parece injusto que el Reina de Quito se quiera eliminar cuando nos hemos destacado por trabajar de día y de noche por representar a la ciudad”, Gabriela Galárrraga, ex Reina de Quito 

Desde el Observatorio de Comunicación de Unemi queremos expresar nuestra opinión a través de este espacio de reflexión que es nuestro blog. Consideramos, en primer lugar, que en estos concursos las mujeres son valoradas por su aspecto físico. Ellas son elogiadas o vituperadas si cumplen o no, respectivamente, con el arquetipo de belleza impuesto por una estructura social y política basada en el patriarcado.

Los reinados de belleza, como “tradición cultural de Ecuador”, es un falso argumento en defensa de los concursos. ¿De qué tradición propia de Ecuador estamos hablando cuando los certámenes de belleza son eventos que se realizan a nivel mundial desde el siglo XX? No obstante, lo que sí está arraigado culturalmente en nuestro país, es un sistema patriarcal que oprime a las mujeres, haciendo que vivan todo tipo de violencia. Lo propio de Ecuador, es la cosificación que el capitalismo hace de las mujeres.

Es decir, la cosificación de la mujer mueve mucho dinero, incluso en las ciudades empobrecidas. Pensemos en que cada zona, por más pequeña que sea, tiene su reina, cuya imagen es utilizada en vallas publicitarias como enganche para el “turismo y la cultura de la ciudad”. Las jóvenes son, en definitiva, la carnada para atraer ese dinero. Se mueve dinero en publicidad, patrocinios, aportaciones del público y también el esfuerzo económico de las propias candidatas y sus familias que llegan a endeudarse para poder participar.

Lo que ninguna de las reinas ha recordado es que el esfuerzo familiar y de inversión económica que se hace durante todo el período de preparación del concurso y el posterior reinado, tiene como finalidad obtener un mundo de relaciones que les va a abrir las puertas cuando, un año después, el reinado termine. Así que, no se trata de un desinteresado voluntariado ad honorem, sino de una estrategia vital para garantizar un futuro mejor.

De ahí que el haber sido reina sea un mérito que se resalte en los propios currículums de trabajo. En resumen, el reinado tiene como meta, no explícita, un cambio de estatus social y la apertura a un mundo de relaciones al que sería imposible acceder sin la corona del reinado.

Sobre el argumento de que la capacidad intelectual de las candidatas sí es valorada con un proyecto social, nos preguntamos ¿Qué significa “capacidad intelectual para desarrollar un proyecto social” cuando hablamos de jóvenes que acaban de salir de la adolescencia? Exigirles capacidad intelectual en realidad es solo una tapadera para disimular la cosificación que se hace de ellas, y los beneficios que reporta a los organizadores. Al igual que se utilizó como tapadera en junio de 2018 en la Unemi, el etiquetar como concurso de trajes reciclados a un concurso, que, en realidad, era un concurso de belleza.

Y es que la realidad es mucho más sencilla que todo eso. Sin velos, sin tapaderas, los concursos de belleza son la explicitación de una sociedad patriarcal que convierte a las mujeres en objetos de deseo y de recreación para la mirada masculina. Como si fuesen ganado en un mercado.

A través de los concursos de belleza se sigue fomentando la desigualdad estructural entre mujeres y hombres. La Ley para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres (2018), en sus párrafos introductorios rememora lo planteado por la Asamblea Nacional en el 2017.
 “[...] persuadir a la Función Ejecutiva a que fortalezca sus planes, programas y acciones a favor de la erradicación de toda forma de violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres, con especial énfasis en el sector educativo; así como solicitar a la sociedad en general se convierta en actora fundamental en el proceso de transformación de patrones socioculturales que mantienen la discriminación y violencia hacia las mujeres.

Recordemos como en el 2015 la Defensoría del Pueblo de Ecuador en rechazo a toda conducta machista, de violencia y vulneración de derechos, emitió una Resolución Defensorial en la cual “exhorta a que los organizadores de los eventos Niña Ecuador y Miss Teen Ecuador no realicen más concursos de este tipo y a que retiren de la web (página oficial y redes sociales) las fotografías e imágenes sensualizadas que atentan contra la intimidad de las niñas y adolescentes”.

La eliminación de los concursos de belleza en las 5 municipalidades ecuatorianas nos impulsa, como docentes y ciudadanas comprometidas con la igualdad entre hombres y mujeres, a continuar, desde nuestro espacio en la lucha contra todo tipo de violencia hacia las mujeres, rescatando el modelo de estos municipios para que, desde la universidad, también, se diga NO a la cosificación de las mujeres.

Para finalizar esta entrada, y continuar con el debate, nos permitimos recomendar la película Miss Little Sunshine, para ver, desde otra perspectiva, lo que traen consigo los certámenes de belleza.






martes, 9 de julio de 2019

La mercantilización del dolor: ¿A cuántos likes equivale un femicidio?


Nos llena de dolor e indignación el asesinato de otra mujer a manos de su pareja, la tercera en la ciudad de Milagro en lo que va de año. Otros seis hijos huérfanos. Otro hombre que creyó que la mujer era de su propiedad. Otro hombre que no pensó ni en sus hijos. Otro hombre que no ha pensado en su familia. Solo en sí mismo. Un Estado que no supo proteger a una mujer que tenía una boleta de auxilio. Unos vecinos que presenciaron los maltratos y no intervinieron. Una ciudadanía que se mantiene en silencio asumiendo con normalidad la tragedia, sin salir la calle, sin levantar la voz. Y unos periodistas, de la misma ciudad, que se regocijan en los detalles de la escena del crimen y en el dolor de la familia, sin respetar nada.

Si esta mujer hubiese sido asesinada en una de las ciudadelas de Samborondón, ¿el tratamiento informativo hubiese sido el mismo? Aún retumban en nuestros oídos los gritos y los llantos desgarradores de los niños llamando a su madre ante su cuerpo tirado en la calle. ¿Hubiesen sido tan valientes los periodistas para difundir, a través de medios o redes, las imágenes de la víctima, su cédula, las caras de los niños, las explicaciones dramáticas del padre y de la madre si la víctima fuese de una clase social elevada y manejase plata? ¿Hubiesen sido tan valientes sabiendo las penalizaciones que el periodista puede tener por no respetar el derecho a la imagen, a la intimidad y el respeto a la dignidad de las víctimas?

¡Qué bien! Los periodistas han llegado los primeros al escenario del crimen. Han sacado imágenes del cuerpo tirado en la calle y rodeado de sangre. Han conseguido declaraciones del papá y de la mamá. Han conseguido audios que se clavan como navajas por el dolor que muestran. Han espectacularizado el dolor. Lo han convertido en circo. Han difundido videos en directo desde el lugar del asesinato y también desde el velatorio. ¿Y ahora qué? ¿Cuántos likes han conseguido? ¿Cuántas veces han compartido su noticia? ¿Cuántas han reproducido los videos? Y hoy, el día después, ¿qué queda de todo eso?

¿Han conseguido, ustedes periodistas, concienciar con este tratamiento de la información en el grave problema del femicidio en Milagro? ¿Nos han dicho cuántas mujeres han sido asesinadas en la ciudad en lo que va de año? ¿Les han dado a conocer a otras mujeres en la misma situación qué recursos tienen para poder escapar de un maltratador? ¿Han denunciado lo que las instituciones no hacen? ¿Han analizado por qué una mujer puede ser asesinada en plena calle unos días después de pedir boleta de auxilio y sin mayores medidas de protección? ¿Han analizado por qué una mujer puede ser maltratada por su marido durante veinte años con los silencios cómplices de todo el mundo? ¿Los periodistas han investigado por qué ocurren estas situaciones? ¿Han hecho algo por poner en el debate público la violencia contra las mujeres?

Porque, no lo olvidemos, la violencia contra las mujeres, en mayor o menor medida, la sufrimos todas. Ayer fue una chica de 35 años, madre de seis hijos. Mañana puedes ser tú, mujer, cuando paseas por la calle o vas a recoger a tus hijos al colegio.

lunes, 13 de mayo de 2019

Cuando la información ridiculiza los hechos


La frivolidad, ironía y sátira que presenta el titular de Diario Extra no deja de sorprender por los vacíos informativos que dejan habitualmente sus noticias y, en especial, a la que hoy hacemos referencia para proponer una nueva reflexión. Veamos a continuación el siguiente titular:


Imagen tomada de la web de Diario Extra


Extra ridiculiza, a través del lenguaje, la caída de un rayo mientras un joven atendía su celular, el mismo que estaba cargando mientras se dio la descarga eléctrica. Desde el periodismo escrito, los estilos son variados, sin embargo, Extra traspasa la ironía hasta la frivolidad y la satirización de la información buscando una aprobación de su audiencia.

Esta praxis produce que la audiencia recepte el mensaje con la misma ironía y burla con que ha sido tratado por el medio de comunicación, y que este modelo se replique en la opinión pública.
Estas son algunas reacciones de usuarios en Twitter ante esta noticia:
  • "Mi profesora de Lenguaje y Literatura siempre decía que el Extra era una basura. Toda la razón."
  • "Jajajajaj no pude evitar reírme.... ¿aló? Praaaaa"
  • "Sea lo que sea @DiarioExtraec es mi favorito"
  • "¿Por qué creen ke ellos escriben así..? Aya, yuvia, ceboya, ermosa...
  • "Primera suerte". 


En cuanto al contenido de esta noticia nos encontramos con estas perlas del ejercicio periodístico:

-  La falta de datos oficiales sobre la causa del deceso del joven se asienta con firmeza, porque el diario refiere la descarga de un rayo como “la hipótesis más fuerte”, ¿alguna autoridad del centro forense lo ha determinado así?

- Se emplea el contenido de una fuente consultada pero no se cita su nombre, sino que se  envuelve bajo la expresión “según un experto”. ¿Por qué no se da valía al experto que explica cómo un rayo ocasiona el deceso de una persona?

- En la redacción se nombra “…los pobladores de ese cantón manabita” ¿A qué cantón se refiere el medio? No lo menciona antes. Son tantos los datos básicos que faltan que la noticia toma apariencia de falsa o de algún invento.

Desde el Observatorio de Comunicación de Unemi hemos instado a través de informes y otras publicaciones a que los medios de comunicación reflexionen sobre el papel que cumplen en la sociedad. Esta entrada no será la excepción para seguir apelando a ese llamado, no obstante, dejamos una interrogante para abrir el debate, ¿el sensacionalismo y la ironía impiden la información completa y contrastada de los hechos?

miércoles, 6 de febrero de 2019

Del “copia y pega” al bulo mediático



Se dice que al parecer se trata de una pareja de turistas”, “Peatones y comerciantes comentaron que, aunque el comportamiento de la pareja los sorprendió, ambos disfrutaban muy tranquilos del paseo”, “Al parecer se trata de unos turistas norteamericanos y que ambos caminaban tranquilos”, son algunas de las ideas que se repiten en los portales webs de información que difundieron imágenes de un hombre llevando a una mujer encadenada por la calle.

En Ecuador los medios de comunicación reprodujeron esta noticia sin cuestionarse si esta información era cierta o no. El hecho fue registrado en vídeo y fue difundido por foros  internacionales de noticias donde las reacciones no tardaron en publicarse y luego extenderse hacia las redes sociales, convirtiéndose estas en el escenario de burlas, bulos, exposiciones críticas y acríticas.

Como si la actividad periodística se tratara de un “copia y pega” los medios reproducen la información sin contrastarla, sin verificarla, sin cuestionar su validez. Nos preguntamos por qué desde el medio se interpretan las imágenes y se emiten juicios sin indagación alguna. ¿Dónde queda la labor periodística de investigación que revele el porqué del hecho?

Ante la multiplicidad de canales tecnológicos y la respuesta automática de la audiencia en estos entornos, la responsabilidad del medio de comunicación radica en discernir qué tipo de contenidos se deciden reproducir desde este espacio masivo que construye la opinión pública y genera impacto social.

Desde el Observatorio de Comunicación instamos a los periodistas y dueños de los medios de comunicación a que se reflexione sobre cómo se obtiene la información que consumimos los lectores, quienes tenemos como derecho gozar de una comunicación responsable.

viernes, 11 de enero de 2019

Lo que LeMonde nos enseña



Nuestra reacción como lectores al ver la noticia Sobre el "Uno" de "MMagazine of the World": Nuestro error y nuestra responsabilidad, donde el medio de comunicación LeMonde (Francia) pide disculpas a su audiencia por un error, es de que aún hay esperanza para que el ejercicio periodístico tenga su valía en la sociedad actual.

¿Cuál fue el “error” de la revista M de LeMonde? La revista publicó en una de sus emisiones semanales una portada con la imagen de Emmanuel Macron, presidente de Francia, la cual guarda una similitud en la estética de un cartel de Adolf Hitler y el nazismo.

La comparación de esta gráfica que se viralizó en las redes sociales causó la indignación de ciudadanos y ciudadanas que se pronunciaron al ver ambas portadas y cuestionaron a LeMonde el empleo de elementos icónicos y colores del estilo nazi en la portada donde aparece el actual presidente de Francia.



Las disculpas del medio no tardaron en publicarse con un editorial del cual destacamos la siguiente afirmación “para un periódico, reconocer sus errores no es restringir sino aumentar su libertad de informar y su credibilidad para lograrlo”.

Por lo expuesto nos hace reflexionar sobre el contexto periodístico de Ecuador. No recordamos disculpas de ningún medio a excepción de las que han sido obligadas para cumplir con la ley. Nos preguntamos ¿qué impide a los medios de comunicación reconocer un error y disculparse públicamente? ¿Por qué la autocrítica no forma parte de la rutina periodística?

La posición de LeMonde es un claro ejemplo de la importancia de la autocrítica unida a la ética periodística que compartimos desde el Observatorio para que sea un elemento más de reflexión. No podemos olvidar que los medios de comunicación construyen y desarrollan sociedades, ¿cómo lo hacemos?







*Las imágenes han sido tomadas de Diario El País.