¿Cuál es el tratamiento
informativo que se da a los sucesos de crónica roja? En la
publicación del 28 de octubre, el periódico Impacto del cantón El Triunfo,
compartió en redes sociales la información titulada “Horrible crimen: hallan a
pareja muerta en el recinto El Achiote” con imágenes que representaban de forma
morbosa los cuerpos sin vida de un hombre y una mujer.
Las fotografías mostraban la
sangre y la violencia que rodeaba a los fallecidos. Y, también, mostró la
ausencia de un ejercicio ético por parte del medio de comunicación. En primer
lugar, al quebrantar con contenidos violentos el respeto a la dignidad humana y
la intimidad familiar de los fallecidos. Y, en segundo lugar, a contribuir a la
reproducción de hechos criminales donde existe más espacio para el morbo y el
terror.
Por ello, Observacom Unemi, no compartirá las imágenes a las que nos referimos en esta entrada con la única finalida de no reproducir una mala práctica periodística.
El contenido de violencia al que se nos está acostumbrando a mirar desde
algunos medios de comunicación, está conduciendo a la población consumidora de
estos a naturalizar este tipo de información sin ningún tipo de cuestionamiento,
donde las reacciones sucumben, también, en la discriminación y violencia,
generándose una cadena informativa que despierta y exalta cada vez más el
pavor.
La práctica habitual de mostrar
contenidos sangrientos como única forma de contar la información de crónica
“roja”, nos permite inferir en que los directores de medios de comunicación no
disponen de tiempo para reflexionar con los periodistas sobre la realidad que
construyen los medios de comunicación mediante la información periodística.
Esto implica texto e imágenes. Así
mismo, desde las salas de redacción, se debe repensar en los esquemas que se
tienen incorporados sobre lo que tiene que ser una noticia.
Desde el Observatorio queremos
proponer a los periodistas y directores de medios de comunicación que
reflexionen sobre diferentes formas de contar las noticias de sucesos, y así
marcar una diferencia clara en este sentido. Si, como medios de comunicación,
buscan ser los primeros en dar una información[, bien valdría que se logre con algo que vaya en contra de
la práctica periodística a la que se nos ha acostumbrado a observar en la
sección de sucesos: sangre, violencia y morbo.
Quienes apuesten por abrir el
diálogo en sus medios para incorporar miradas diferentes y responsables a la
hora de abordar contenidos sobre crímenes, obtendrán esa primicia en mostrarnos
una comunicación responsable, que no alimente prejuicios,
discriminaciones y violencia. Es decir, una comunicación a la que tenemos
derecho.