¿Qué creen ustedes que pasaría si,
semana a semana, en los cinco primeros meses del año, hubiesen asesinado a 52
agentes de las fuerzas del orden público? ¿Cómo nos lo contarían los medios?
¿En la página de sucesos y en la crónica roja? ¿O la noticia aparecería en
portada?
¿Le preguntarían a los vecinos y
familiares del asesino si era una persona normal, una buena persona? ¿Se le
dedicaría una simple nota sin más seguimiento? ¿Se estaría pendiente del juicio
cuando se juzgaran a los asesinos? ¿Se consideraría un crimen o un problema
político y social? ¿Se le echaría la culpa a los agentes por la forma en la que
iban vestidos?
Sería impensable que de su asesino se
dijera que era una persona normal o una buena persona. Sería poco probable que
se tratase como crónica roja y no como problema político de primer nivel. Sería inadmisible que se culpabilizara a los
agentes asesinados. Sería inaudito que la sociedad no reaccionase con estupor
ante tal número de asesinatos. Pues todo esto ocurre cuando son mujeres las
asesinadas por sus parejas. En los cinco primeros meses de 2017, fueron 52 las
mujeres víctimas de femicidio, según datos proporcionados por la agrupación Ni
una menos, vivas nos queremos con fecha 14 de mayo. Nadie se rasga las vestiduras. La sociedad está
tan habituada que lo ha normalizado.
Desde estas líneas invitamos a la reflexión individual y colectiva con la intención de revertir el panorama que acabamos de exponer. Los medios de comunicación son claves en la forma en la que se relatan los hechos y en la imagen de los mismos que se transmite a la sociedad. Y lo son, porque no solo informan sino que también tienen como función concienciar y educar. En el primer informe que les ofrecemos, observamos que la violencia contra las mujeres se trata más como espectáculo de crónica roja para vender ejemplares a través del morbo que como problema político y social que desangra a la sociedad ecuatoriana.
Les animamos a que lean los contenidos de este
informe, que ha sido elaborado a partir de varias entrevistas grupales con
periodistas del país, tanto locales como de ámbito nacional. Ellos y ellas nos
han abierto los ojos y nos han hecho comprender por qué estas noticias son como
son.