“Se dice que al parecer se trata de una pareja de turistas”, “Peatones y comerciantes comentaron que, aunque el comportamiento de la pareja los sorprendió, ambos disfrutaban muy tranquilos del paseo”, “Al parecer se trata de unos turistas norteamericanos y que ambos caminaban tranquilos”, son algunas de las ideas que se repiten en los portales webs de información que difundieron imágenes de un hombre llevando a una mujer encadenada por la calle.
En
Ecuador los medios de comunicación reprodujeron esta noticia sin cuestionarse
si esta información era cierta o no. El hecho fue registrado en vídeo y fue
difundido por foros internacionales de noticias donde las reacciones no
tardaron en publicarse y luego extenderse hacia las redes sociales,
convirtiéndose estas en el escenario de burlas, bulos, exposiciones críticas y acríticas.
Como
si la actividad periodística se tratara de un “copia y pega” los
medios reproducen la información sin contrastarla, sin verificarla, sin
cuestionar su validez. Nos preguntamos por qué desde el medio se interpretan
las imágenes y se emiten juicios sin indagación alguna. ¿Dónde queda la labor periodística
de investigación que revele el porqué del hecho?
Ante
la multiplicidad de canales tecnológicos y la respuesta automática de la
audiencia en estos entornos, la responsabilidad del medio de comunicación
radica en discernir qué tipo de contenidos se deciden reproducir desde este
espacio masivo que construye la opinión pública y genera impacto social.
Desde
el Observatorio de Comunicación instamos a los periodistas y dueños de los
medios de comunicación a que se reflexione sobre cómo se obtiene la información
que consumimos los lectores, quienes tenemos como derecho gozar de una
comunicación responsable.